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sábado, 13 de enero de 2018

Otra cara de la narrativa. Poema del Mio Cid


Otra cara de la narrativa. Poema del Mio Cid 





ELEMENTOS ESTRUCTURALES DE LA OBRA
PLANTEAMIENTO
El rey Alfonso mandó al cid a cobrar tributos del rey moro de Sevilla.-Éste es atacado por el conde castellano García Ordoñez. –El Cid, protegiendo al moro vasallo del rey de Castilla, somete a García Ordoñez en Cabra y lo prende afrentosamente.- El cid vuelve a Castilla con las parias, sin embargo sus adversarios lo indisponen con el rey, quien destierra al Cid.

DESARRROLLO.
El rey Don Alfonso mando al cid Ruy Díaz a cobrar el tributo que los reyes de Córdoba y de Sevilla tenían que pagarle cada año. Almutamiz, rey de Sevilla, y de Almudafar, rey de Granada , eran enemigos y se despreciaban a muerte. A Almudafar lo apoyaban algunos ricos hombres, como el conde García Ordoñez, Fortún Sánchez… Todos estos juntos marchaban sobre Almutamiz.
Cuando el rey Díaz se enteró cómo venían sobre el rey de Sevilla, que era vasallo y pechero del rey Alfonso, su señor, lo tomó a mal y le preocupó bastante; por lo que envió a todos cartas mediante las que le suplicaba que no se obstinasen en agredir al rey de Sevilla y arruinar sus tierras, por el acuerdo que tenían con el rey don Alfonso; y que si a toda costa querían hacerlo, Tuvieran la certeza de que el rey don Alfonso apoyaría a su vasallo, debido a que era su pechero. El rey de Granada y los ricos hombres desdeñaron las cartas del Cid, cayeron con toda su furia sobre el rey de Sevilla, devastando todas sus tierras hasta el castillo de Cabra.
Al ver esto, el Cid Ruy Díaz alistó todas las fuerzas que logró reunir entre cristianos y moros, partió contra el rey de Granada para echarlo de los dominios del rey de Sevilla. Cuando esto conocieron el rey de Granada y los opulentos hombres que lo acompañaban, le mandaron decir que no sería él quien los lanzara de aquellos terrenos.

CLIMAX
 Al ver esto, el Cid Ruy Díaz alistó todas las fuerzas que logró reunir entre cristianos y moros, partió contra el rey de Granada para echarlo de los dominios del rey de Sevilla. Cuando esto conocieron el rey de Granada y los opulentos hombres que lo acompañaban, le mandaron decir que no sería él quien los lanzara de aquellos terrenos.
Se enteró el Cid Ruy Díaz, y se dijo que estaba forzado a castigarlos; y fue hacia ellos, y contendió con ellos en lidia campal que duró desde la hora de tercia hasta mediodía; e inmersa fue la matanza de moros y cristianos por parte del rey de Granada. Así sometió el cid a sus adversarios, forzándolos a dejar el campo. En esta cruzada el Cid hizo prisionero a don García Ordóñez y le arrancó un mechón de las barbas…, y también atraparon a muchos otros caballeros. Tantos fueron los contrarios presos, que se perdió la cuenta. Tres días los tuvo presos el Cid, y luego ordenó liberarlos. Pero una vez detenidos, ordenó a los suyos que reuniesen todos los bienes y riquezas dejados en el campo, y posteriormente se unió con su compañía y su botín a Almutamiz, rey de Sevilla.
A él y a sus moros cedió, de los objetos recuperados, cuanto reconocieron por suyo, e incluso de lo ajeno cuanto pidieron, y desde entonces moros y cristianos llamaron a Ruy Díaz de Vivar el Cid Campeador, para evocar su ferocidad en las batallas.
Almutamiz le mandó obsequiar con ricas ofrendas y le concedió además el tributo que había venido a recaudar… El Cid retornó con el tributo al rey don Alfonso, su señor. El rey lo recibió muy bien, se declaró orgulloso de él y muy complacido de su comportamiento. Y éste fue el motivo de que salieran muchos envidiosos, procurándole innumerables daños, hasta que lo pusieron a mal con el rey.
El rey les prestó oídos, porque tenía añejas disputas contra él, y mandó a decir al Cid por una carta que partiese del reino. El Cid, leía la carta, aunque lleno de desdicha, no quiso demorar el acatamiento, que sólo se le dejaba un plazo de nueve días para marcharse del reino.
Convocó a sus deudos  y vasallos, les dijo que el rey le ordenaba abandonar su tierra dentro del breve plazo de nueve días, y que pretendía saber quiénes estaban resueltos a expatriarse con él y quiénes no.
-Y a los que quisieren venir conmigo – agregó-, que Dios se los pague, y de los que elijan permanecer aquí, quiero despedirme como amigo.
Nadie hospeda al Cid.-Sólo una niña le dirige la palabra para pedirle retirarse.- El Cid se ve forzado a acampar fuera de la población, en la glera.
Con cuánto agrado lo albergarían. Pero nadie se atreve, por temor a la furia de don Alfonso. Antes de anochecer han llegado a Burgos cartas suyas con disposiciones muy estrictas y avaladas por el señor real. Ordenan que nadie dé alojo al Cid Ruy Díaz, y quien ose hacerlo conozca por cierto que perderá sus bienes, y además los ojos e incluso el cuerpo y alma. Gran duelo tienen todos. Rehuyen la presencia del Cid, no aventurándose a decirle palabra.
El capeador se afiló a su posada; llegó a la puerta, pero se encontró con que la habían cerrado por órdenes del rey Alfonso, y habían dispuesto primero dejarla destrozar que abrirla. La gente del Cid pinchó su caballo y, retirando el pie del estribo, golpeó la puerta; pero la puerta, bien asegurada, no cedía.



DESENLACE.
En ese instante se aproxima una niña de unos nueve años:
-¡Oh. Campeador, que en buen momento ceñiste espada! Sábete que el rey lo ha prohibido, y que anoche llegó su orden con disposiciones muy estrictas y autorizadas por sello real. Por nada en el mundo intentaremos abriros nuestras puertas ni daros albergue, porque perderíamos nuestros recursos y casa, además de los ojos. ¡Oh, Cid: nada obtendrás en nuestro mal! Prosigue, pues, tú camino, y te proteja el creador con todos los santos.
Así dijo la niña, y entró en su casa. Advierte el Cid que no puede esperar indulgencia del rey y, apartándose  de la puerta, cabalga por Burgos hasta la iglesia de Santa maría, donde se baja del caballo e, hincado, empieza a rezar.
Acabada la plegaria, vuelve a montar, y, saliendo por la puerta de Santa María atraviesa el Arlanzón. Al lado de Burgos, franqueando el río, esta el arenal, donde acampa, ordena alzar la tienda y deja el caballo.
Así el Cid Ruy Díaz, que en buen momento ciñó espada, cuando ve que no lo protege nadie, resuelve acampar en el arenal . Muchos son los que lo acompañan. Ahí se establece el Cid como en pleno monte. También le han prohibido adquirir sus alimentos en el pueblo de burgos, y nadie se atrevería a venderle ni la ración mínima que se consigue por un dinero.
Martín Antolínez viene de Burgos a proveer de víveres al Cid
Martín Antolínez, un atento burgalés procura al Cid y a los suyos el pan y la bebida; no se rebela a rey, porque nada compra: todo lo que daba es suyo. Y así pudo suministrarles las provisiones necesarias, con que quedaban satisfechos el buen Cid campeador y todos los suyos.
Habló pues, Martín Antolínez; escuchad lo que dijo:
-¡Oh, campeador, que en buena hora nacisteis: descansemos en este lugar esta noche; marchemos por la mañana; porque indiscutiblemente me delatarán de lo que e hecho por vos, y la saña del rey Alfonso me acosará. Si consigo huir sano y salvo a nuestro lado, tarde o temprano el rey me ha de querer como amigo; de lo contrario, cuanto soy y valgo no lo aprecio ya en nada.
El Cid, empobrecido, acude a la astucia de Martín Antolinez.-Las arcas de arena.
Y el cid, que en buena hora ciño espada, le respondió:
-Martín Antolinez, caballero de vigorosa lanza: si dios me otorga vida, os he de duplicar en sueldo.



RELACIONES ESPACIALES:
CONTEXTO GEOGRAFICO Y ATMÓSFERAS:
La historia se desarrolla en la España antigua, en donde narra el lenguaje rudo y pintoresco las penalidades de ese vasallo leal y gran guerrero invicto que fue el Cid.
En las regiones propiamente de Córdoba, Sevilla y Granada España.

TEMPORALES:
TIEMPO DE LA HISTORIA Y EL TIEMPO DEL RELATO.
 El Cid es un personaje importante de la historia de España del siglo XI.
El tiempo de la historia es en Tiempo subjetivo: En donde  toda la historia se centra en torno al personaje principal, que es el Cid.
Todo el tiempo del relato nos traslada a donde el Mío Cid se encuentra dentro de la historia.

INTENCIONALIDAD DEL AUTOR.
El autor nos va elevando cuidadosamente al personaje historico del ámbito de la realidad, a los altos planos de la grandeza épica.
El autor tiene la intención de tenernos inmersos en ese espacio de la España antigua, en donde trata de sensibilizar al lector en la grandiosa historia del Cid, en sus personajes y sus grandes azañas con escenas familiares y caseras.

REFLEXIÓN.
En esta Narrativa podemos reflexionar en torno a las épocas de la España del siglo XI. El gran valeroso Mío Cid, quien estuviera a merced del Rey Alfonso, vivió la gloria, como valeroso héroe que había peleado valerosamente en contra del rey de Granada. Poco duro su gloria. Puesto que al llenarle de elogios, fue odiado por personas que envidiaban su gran azaña, y fue así que el rey a quien valerozmente defiende, lo destierra. Dejándolo a merced de su destino.
 Un escrito que nos sensibiliza y nos pone a sentir una empatía por el personaje principal. Y por consiguiente un desdén por el rey Alfonso de Sevilla.

¿Es posible comprender el texto escrito en castellano antiguo?
Si. El texto en castellano antiguo, es muy parecido al castellano actual. Sin tomar en cuenta que del castellano al español de latinoamerica, también existen muchas diferencias, pero que al fin de cuentas es posible entender.
¿Qué crees        que se quería comunicar con este escrito?
Este escrito, creo que quería comunicar parte de los ambientes que  existían en España. Texto que precisamente es una obra que nos adentra en ese espacio- tiempo: Reyes de las ciudades de España, vasallos, héroes, y los sentires del pueblo ante cualquier orden que acataba el Rey, fuese este injusto o no.

FUENTES:
Espacio narrativo, Wikipedia. Recuperado el día 14 febrero del2015, de: http://es.wikipedia.org/wiki/Espacio_narrativo

Anónimo. Poema del Mio Cid. Recuperado el día 14 febrero del 2015 de: http://148.247.220.198/pluginfile.php/5671/mod_assign/intro/M4%20S1%20Mio%20Cid%20%281%29.pdf

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